lunes, 14 de septiembre de 2015

Bienvenidos

Acá pueden leer sobre la historia de Ana Frank, una niña que a partir de sus 13 años escribió en su diario íntimo acerca de su día a día. Lo que volvió a Ana famosa no fue el hecho de que haya vivido en la segunda Guerra Mundial, sino cómo narró en su diario los años en que se vio obligada a esconderse en un lugar al que ella bautizó como La Casa de Atrás, acompañando el relato de su vida con frases de otros autores y sus propias reflexiones sobre la vida.

domingo, 23 de agosto de 2015

Ana Frank y su diario

  A los 13 años de edad, Ana Frank recibió su diario como un obsequio, comenzando a escribir sus pensamientos más íntimos y modo de vida. Lo que podría haber sido un diario común, igual que el de cualquier otra niña, pasó a ser el testimonio de uno de los períodos más oscuros de la historia.

  Naturalmente, se lo lleva al escondite. En la casa de atrás, Ana deja de ser una niña y se convierte en una joven mujer. Reflexiona cada vez más  sobre la vida y describe sus ideas en su diario.

  En la casa de atrás Ana no hace únicamente apuntes en su diario. También escribe pequeñas historias y copia en un cuaderno frases bonitas de otros autores. «Unas semanas atrás me puse a escribir un cuento, algo que fuera pura fantasía, y me ha dado tanto gusto hacerlo, que mis creaciones literarias ya se van apilando». Las cartas que Ana Frank escribe a Kitty, nombre con el cual ha bautizado a su diario, se extienden con rapidez. Durante su estancia en el escondite, el diario le sirve para desahogarse. 



sábado, 22 de agosto de 2015

Kitty

La necesidad de tener amigas estando aislada del mundo durante años en La Casa de Atrás es natural viniendo de una niña de trece años, sin embargo, Ana consigue a la amiga más íntima que alguien podría tener: su propio diario, al cual bautiza como Kitty.


Cuando pasa a la clandestinidad, Ana decide hacer como si su diario fuese una amiga a la que llama Kitty, para que le resulte más fácil escribir. Además, confiesa que "toda esta idea de escribir un diario" nace de la necesidad de tener una amiga de verdad. "Con las chicas que conozco lo único que puedo hacer es divertirme y pasarlo bien. Nunca hablamos de otras cosas que no sean las cotidianas, nunca llegamos a hablar de cosas íntimas. Y ahí está justamente el quid de la cuestión. Tal vez la falta de confidencialidad sea culpa mía, el asunto es que las cosas son como son y lamentablemente no se pueden cambiar. De ahí este diario."




viernes, 21 de agosto de 2015

Los habitantes de la casa de atrás

La familia Van Pels llega a la casa de atrás una semana después que los Frank. Ana está contenta de tener más gente con quien hablar. Los Van Pels ocupan la tercera planta. El cuartito del hijo de los Van Pels, Peter, es descripto en el diario de Ana como “pequeño, húmedo y frío”. Pasando por ese cuarto, los refugiados acceden al desván, donde se guardan las provisiones. Ana y Peter se instalan a menudo allí para hablar sin que los molesten. Los Frank ocupan dos habitaciones de la segunda planta.

 Los escondidos deberán permanecer más de dos años en el refugio, sin poder salir a la calle y deberán compartir la oscura y húmeda casa de atrás, siempre temerosos de que los descubran.

  El 16 de noviembre de 1942, Fritz Pfeffer se convierte en el octavo escondido de la casa de atrás. A partir de ese momento, Ana Frank debe compartir su cuarto con él y Margot pasa a dormir con sus padres. Ana lo considera al principio un hombre simpático.

 Los escondidos no pueden salir fuera: sería demasiado peligroso. Durante el día, las cortinas de la casa de atrás deben permanecer echadas, para que no puedan verlos los vecinos. La única posibilidad de respirar algo de aire puro es a través del ventanuco del desván. Por las noches, las ventanas sí se dejan a veces entornadas.

 A veces, los ocupantes del refugio comentan detalladamente sus deseos acerca de cuando recobren la libertad. Ana los apunta todos: "Lo que más anhelan Margot y el señor Van Pels es un baño de agua caliente hasta el cogote, durante por lo menos media hora. La señora Van Pels quisiera irse enseguida a comer pasteles, Pfeffer en lo único que piensa es en su Charlotte, y mamá en ir a algún sitio a tomar café. Papá iría a visitar al señor Voskuijl, Peter se iría al centro y al cine, y yo de tanta gloria no sabría por dónde empezar. Lo que más anhelo es una casa propia, poder moverme libremente y que alguien me ayude a hacer los deberes, o sea: ¡volver al colegio!".

 Ninguno de los anhelos de los habitantes de la casa de atrás se encuentra fuera de lo cotidiano, lo cual nos demuestra lo mucho que desvaloramos las cosas que hacemos cada día, por mucho que las podamos extrañar una vez que no tengamos la oportunidad de hacerlas durante dos años.







 Fritz Pfeffer                      

jueves, 20 de agosto de 2015

Los cuatro protectores

Los ocupantes del escondite cuentan con la ayuda de cuatro empleados de Otto Frank:Miep GiesJohannes Kleiman, Victor Kugler y Bep Voskuijl. También el esposo de Miep, Jan Gies, presta su ayuda; Johannes Voskuijl, el padre de Bep, toma asimismo parte en el complot.
Les aportan comida, libros, ropa, y los mantienen al tanto de lo que sucede en el exterior.
Según los escritos del diario de Ana, estas cuatro personas los visitaban diariamente a hablar sobre política con los hombres, los pesares de la guerra con las mujeres, y de libros y periódicos con los niños. Además, les llevaban flores y regalos en los días de celebración, como un cumpleaños o una fecha importante.


miércoles, 19 de agosto de 2015

La Casa de Atrás

El refugio de Prinsengracht 263 es relativamente grande. Hay lugar para dos familias, lo que resulta excepcional, pues en la mayoría de los casos los padres e hijos que se esconden lo hacen por separado. La mayoría de los escondites secretos son espacios reducidos, situados en sótanos húmedos o desvanes polvorientos. Únicamente quienes se refugian en alguna granja salen a veces al aire libre, cuando no hay moros en la costa.
Muy pronto disimulan la entrada a la casa de atrás por medio de una estantería giratoria.
"Nuestro escondite sólo ahora se ha convertido en un verdadero refugio. Al señor Kugler le pareció mejor que delante de la puerta que da acceso a la Casa de atrás colocáramos una estantería, pero se trata naturalmente de una estantería giratoria, que se abre como una puerta. La ha fabricado el señor Voskuijl. (Le hemos puesto al corriente de los siete escondidos, y se ha mostrado muy servicial en todos los aspectos.)", apunta Ana Frank en su diario el 21 de agosto de 1942. En ese momento, los escondidos son sólo siete. Fritz Pfeffer se sumará a ellos el 16 de noviembre. 



martes, 18 de agosto de 2015

Frases de Ana

"No abandono mis esperanzas, por absurdas e irrazonables que sean. Continúo creyendo en la bondad innata del hombre. No se puede construir sobre la base de la muerte, la miseria y la confusión".

"Quien es feliz hace feliz a los demás también".

"Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro, y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz".

"Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para las personas encerradas".

"Una persona puede sentirse sola, aún cuando mucha gente la quiera".

"Podrán callarnos, pero no impedir que tengamos nuestras propias opiniones".

"Tengo que defender mis ideales, el tiempo me dirá cuando llevarlos a cabo".

"Quiero que algo de mí perdure después de la muerte".

"Creo que a pesar de todo, la humanidad es buena".

"No veo la miseria que hay, sino la belleza que aún queda".

domingo, 16 de agosto de 2015

Muerte de los Frank

Hasta la actualidad, no se sabe quién fue el delator que los expuso a una muerte segura a cada uno de los habitantes de La Casa de Atrás.
Los alemanes quieren llevar a la mayor cantidad posible de personas que estén en condiciones de trabajar, por lo que Ana y Margot son llevadas a Bergen-Belsen, lugar donde hay mucha gente y poca comida. Aquellos que no mueres de hambre lo hacen debido a una enfermedad.
Margot muere en febrero de 1945 debido a que se contagia de fiebre tifoidea, y después de unos días le sigue la muerte de Ana por la misma enfermedad.
Lo peor es que ambas casi se salvan, ya que una semana después de sus muertes un grupo de militares ingleses libera a Bergen-Belsen.
El único sobreviviente de los ex-habitantes de La Casa de Atrás fue el padre de Ana, Otto Frank.

jueves, 13 de agosto de 2015

Otto lee el diario de Ana

Al recuperar el diario de su hija, Otto Frank no tiene las fuerzas aún para leerlo, pero luego de unas semanas empieza a hacerlo, y el diario le resulta apasionante.
Según Otto, al leer el diario conoció a una hija mucho más profunda y reflexiva que la que había conocido.
Él admitió que Ana nunca les leyó en voz alta un episodio de su diario que no se tratase de un cuento humorístico o una breve historia, por lo que para él fue una gran sorpresa descubrir cuántos pensamientos profundos tenía su diario.